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“Nuestra comunidad necesitaba este proyecto, y llegó en el momento indicado”.

Nosotros mismos estábamos destruyendo este mundo, pero ahora tenemos un proyecto de educación ambiental, trabajamos con todas las escuelas y estamos vinculados a la población. Aquí puedes respirar un mundo saludable”. — María Teresa, 54 años, provincia Mayabeque.

La naturaleza, ahora más que nunca, necesita que prestemos atención a sus señales de advertencia y que la cuidemos, para que pueda cuidarnos a nosotros. María Teresa, de 54 años, es la administradora del área protegida del Golfo de Batabanó, en Mayabeque, Cuba. Ella sabe que en Cuba, la pérdida y el daño a los manglares protectores hacen que las comunidades costeras como la de ella sean vulnerables. Los manglares ocupan el 5,1% de la superficie terrestre de Cuba y se encuentran en el 70% de sus costas. “Reconocen que el valor del manglar reside no solo en los beneficios que obtienen de él, sino que también representa un punto de referencia alrededor del cual han desarrollado sus vidas, su sentido de pertenencia y su identidad,” — Juliette Díaz, Coordinadora, Agencia de Medio Ambiente.

 

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