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Vida sobre la tierra, vida bajo el agua: Seguimiento de la adaptación ante el cambio climático en las zonas marino-costeras de Guatemala – para el beneficio de las personas y del planeta

Photo credit: Fernanda Zelada/PNUD

To view the original of this story in English on Exposure, published November 2020, please click here

Con un tercio de su territorio cubierto por selva tropical, docenas de volcanes y sitios del Patrimonio Mundial de UNESCO, Guatemala, también conocida como la “tierra de muchos árboles,” es famosa por sus diversas formas de vida sobre la tierra.

Sin embargo, este panorama revela sólo una parte de las riquezas del país. Debajo de la superficie del océano existe un mundo de inmensa abundancia e importancia.

 Los océanos en el Pacífico y el Caribe del país son tesoros nacionales e internacionales. Son el hogar de miles de especies y desempeñan un papel crucial en la regulación del sistema climático de la Tierra, al mismo tiempo que brindan bienes y servicios esenciales para sustentar la salud y el bienestar de las personas: alimentos, aire y agua, y medios de vida.

Guatemala es uno de los 20 países “megadiversos” que conforman el Convenio sobre la Diversidad Biológica y que en conjunto cubren alrededor del 10 por ciento de la superficie de la Tierra pero albergan cerca del 70 por ciento de la biodiversidad del planeta. Crédito de la foto: Paola Foncea/PNUD

LOS IMPACTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LAS COSTAS GUATEMALTECAS

Según el Índice de Riesgo Climático Global de Germanwatch, Guatemala ocupó el puesto 16 a nivel mundial de los países más afectados por eventos climáticos extremos durante un periodo de 20 años (1999 a 2018).

 Las zonas marino-costeras del Pacífico y el Caribe son particularmente vulnerables. Estas se extienden a ambos lados del país (representadas en la bandera nacional como dos franjas azules).

La pesca y la acuicultura representan alrededor del 3,1 por ciento del PIB del país y generan alrededor de 36.870 puestos de trabajo. Crédito de la foto: Caroline Trutmann/PNUD Guatemala

Aquí, las huellas del cambio climático son evidentes: el aumento del nivel del mar, los patrones climáticos cambiantes y otros impactos afectan directamente a las comunidades, los ecosistemas y la economía.

 Los efectos son considerables. Estas zonas, que incluyen más de 120.000 km2 de espacio marino, mayor que la superficie terrestre de Guatemala, sustentan directa e indirectamente los medios de vida del 25 por ciento de la población del país.

 En estas zonas se desarrollan actividades económicas de gran importancia nacional, como el turismo, la pesca y la acuicultura, la agricultura de subsistencia y de exportación, y la actividad portuaria.

La familia Onofre procesando su pesca en Las Quechas, Taxisco, Santa Rosa. “La pesca es importante para nosotros porque es la fuente de vida, es la fuente de ingresos para nuestras familias”. Crédito de la foto: PNUD Guatemala

Reconocer los riesgos climáticos ha llevado a Guatemala a enfatizar la adaptación climática, incluidas las zonas marino-costeras, en su Plan Nacional de Desarrollo, Plan Nacional de Acción sobre Cambio Climático y su compromiso climático (Contribución Determinada a Nivel Nacional, o NDC por sus siglas en inglés) en concordancia con el Acuerdo de París.

 A través del Programa de Apoyo a NDC y la Promesa Climática, PNUD apoya a Guatemala en estos esfuerzos.

Los sistemas costeros son sumamente sensibles a tres factores clave relacionados con el cambio climático: el nivel del mar, la temperatura del océano y la acidez del océano. Crédito de la foto: Fernanda Zelada/PNUD Guatemala

INFORMACIÓN, INSUMO CLAVE PARA LA TOMA DE DECISIONES

En 2019, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) de Guatemala estableció el Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático (SNICC) para apoyar la toma de decisiones basada en evidencia sobre el cambio climático.

El SNICC es una plataforma digital que contendrá datos e información estratégica en los que deberán basarse los procesos de planificación, inversión y políticas públicas, para ayudar a Guatemala a reducir su vulnerabilidad y abordar las emisiones de gases de efecto invernadero.

De forma paralela, el país trabaja en varios frentes para mejorar sus datos y el análisis en sectores relevantes (por ejemplo, uso de la tierra y agricultura).

Uno de los sectores en los que faltaba información era zonas marino-costeras.

Para abordar la brecha, PNUD y Rainforest Alliance han trabajado con el gobierno de Guatemala desde el 2019 para desarrollar su primer sistema completo de monitoreo, evaluación y reporte (MER) en este sector. 

Su finalización es un acontecimiento importante, especialmente al haberse logrado a través de la asociación entre el gobierno, las ONG, la academia y el sector privado.

Crédito de la foto: Giovanni Diffidenti/PNUD Guatemala

CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA

En el centro del nuevo sistema MER se encuentran 38 indicadores, incluyendo indicadores climáticos, como la lluvia, el nivel del mar, la temperatura del océano, la acidificación del océano, y ciclones y tormentas; indicadores relacionados con la economía y los medios de vida, como disponibilidad de agua, inundaciones y cultivos; indicadores que reflejan la biodiversidad y la salud de los ecosistemas; y, finalmente, indicadores sobre población y planificación, incluyendo enfermedades transmitidas por vectores.

Para cada indicador, el sistema establece una descripción precisa de las características que se miden, el estado de cada característica ('línea de base') y un protocolo que indica cómo las partes responsables, incluidas las agencias gubernamentales y las entidades privadas, recopilarán datos para medir cambios.

El sistema ha sido diseñado para garantizar que el ingreso de los datos sea sólida y transparente. La información está alineada, no solo con el Sistema Nacional de Información de Cambio Climático, sino también con los estándares del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala. Los datos generados por organizaciones ajenas al gobierno serán validados para asegurar la calidad y transparencia de las fuentes y metodologías de recolección.

Los resultados serán muy valiosos. Además de utilizarse para informar las decisiones y políticas gubernamentales relacionadas con la acción climática, el sistema contribuirá a los procesos de presentación de informes del país, como la próxima Tercera Comunicación Nacional sobre Cambio Climático del país a la CMNUCC. Y será utilizado como modelo por otros sectores.

La población en general podrá ver los datos y análisis a través del Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático.

El sistema será fundamental para promover y dar seguimiento a las mejoras en la gestión de las zonas marino-costeras mediante la inclusión de la adaptación al cambio climático en el desarrollo municipal, el uso del suelo y la planificación de áreas protegidas. Crédito de la foto: Caroline Trutmann/PNUD Guatemala

También facilitará innovaciones como la agricultura adaptativa que responde a las variaciones climáticas, los sistemas para mitigar los impactos de las inundaciones y la planificación en áreas marinas. Crédito de la foto: Caroline Trutmann/PNUD Guatemala

Un sistema de monitoreo, evaluación y reporte para la adaptación de los sectores agrícolas, apoyado por PNUD y FAO, complementará el sistema y asegurará una imagen más holística para los tomadores de decisiones de Guatemala. Crédito de la foto: Caroline Trutmann/PNUD Guatemala

IMPULSANDO LA ADAPTACIÓN Y LA AMBICIÓN CLIMÁTICA

El monitoreo es esencial para informar las acciones de adaptación en diferentes sectores e instituciones, y para impulsar el progreso hacia los compromisos climáticos nacionales.

El sistema permitirá lograr ambas acciones al permitir conocer el estado de los objetivos de adaptación de las zonas marino-costeras, íntimamente ligadas a las prioridades de desarrollo nacional. En los próximos años, y con base en las capacidades desarrolladas, Guatemala podrá actualizar y mejorar este sistema.

Es importante destacar que el MER también permitirá definir una mayor ambición en la actualización de las metas climáticas de adaptación bajo el Acuerdo de París, proceso que se desarrollará en 2021.

Por lo tanto el nuevo sistema MER es increíblemente oportuno, ya que permitirá al país definir objetivos más claros e impulsar acciones para mejorar la resiliencia en el sector.

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